Alimentación y autismo

El trastorno de espectro autista es una condición neurológica y de desarrollo bastante compleja que por lo regular aparece en los primeros años de vida. Este afecta varias funciones del cerebro, en particular las áreas de comunicación e interacción social. Algunos de los síntomas más comunes incluyen: retraso en comenzar a hablar, poco interés por interacción social con otros niños, incomodidad al ser tocados o abrazados y escaso contacto visual. No existe una causa para el trastorno de espectro autista pero se cree que ambas, genética y ambiente juegan un rol. Este trastorno es mucho más común en niños que en niñas.

Las personas con este trastorno suelen repetir comportamientos y tienen intereses selectos y obsesivos. Esto se aplica también en el área de la comida y alimentación, lo cual puede llevar a lo siguiente:

1. Aceptación limitada de algunos alimentos y aversión a otros: una persona con este trastorno puede ser muy sensible a los olores, texturas y sabores de algunos alimentos o grupos alimenticios. La mayoría de veces las frutas y verduras pueden causar aversión, al igual que comidas suaves y resbalosas.

2. No comer suficiente: es muy difícil para ellos el poder concentrarse por un largo periodo. Muchas veces pierden la atención antes se acabe el tiempo de comida, lo que hace que reduzcan su ingesta calórica.

3. Estreñimiento: la causa es la dieta limitada, se recomienda que consuman bastante agua y fibra al día.

4. Interacción con medicamentos: algunos medicamentos recetados en este caso como la Ritalina pueden causar disminución del apetito. Al mismo tiempo, otros medicamentos pueden causar malabsorción de vitaminas y minerales o estimulación del apetito.

Recomendaciones

Ayúdalo a probar nuevas comidas: probar nuevos alimentos puede ser todo un reto ya que se olores, texturas y sabores diferentes pueden molestarles. Una manera de ayudar a tu niño es dejando que te acompañe al súper y te ayude a escoger diferentes alimentos. Aunque después se niegue a probarlos recuerda que el familiarizarse con nuevos alimentos ya es un avance.

Realiza una rutina, el poder contar con una rutina de alimentación a la misma hora cada día puede ayudar a tu hijo a reducir el estrés asociado al tiempo de comida. Si tu hijo es sensible a la luz, trata de no tener luces brillantes durante las horas de comida. Déjalo escoger donde quiere sentarse y que alimentos desea probar. Te recomiendo mantener una actitud relajada a través del tiempo de comida y nunca obligarlo a comer.

Obtén ayuda de un equipo de especialistas, la terapia es una herramienta que puede ayudarte mucho en los tiempos de comida. La asesoría y acompañamiento integral de nutrición y una terapista pueden ayudar a tu hijo a alcanzar nuevas metas en su alimentación.

Licda. Jimena Tejeda, Nutricionista
Consultora Internacional de Lactancia Materna

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